Dos noticias relacionadas con el coronavirus y la Iglesia Católica parecen demostrar que tener fe o rezar no sirve para nada. Una, desde Italia, informa que el Vaticano suspendió todos los actos antes públicos de la Semana Santa y que se celebrarán a puerta cerrada, ante la rápida expansión del COVIDー19. La otra proviene de Buga y cuenta que “para evitar la propagación de coronavirus se canceló la tradicional misa pública de sanación”.
En este contexto, una crisis sanitaria como la pandemia del coronavirus debería ser motivo de reflexión sobre la inutilidad de todas las religiones (excepto el budismo), primero porque no sirven para controlar y menos evitar enfermedades ni epidemias ni nada, y segundo porque en la historia de la humanidad han sido más bien motivo de división, guerras y persecuciones contra los portadores de una fe distinta. Y sin entrar a considerar casos aberrantes como el tribunal de la Santa Inquisición, que mandaba achicharrar en una hoguera a todo(a) aquel de quien se sospechaba era bruja o hereje. Motivo suficiente para que, si Dios existiera y fuera tan justo como dicen, hubiera borrado de la faz de la Tierra a la Iglesia Católica, fuente de todo tipo de perversiones y aliada desde el principio de los tiempos con todos los poderosos. Verbi gratia, Pio XII y el nazismo.
Fonte | El Espectador
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