(...) Los eruditos afirmaban con gran acierto que el tiempo era el lujo del siglo XXI. El instante era la nueva medida horaria, todo era para ayer, la sensación de agobio, de no poder disfrutar nada con el tiempo requerido, vamos, un tempus fugit pero a cámara rápida, pero digo era.(...)Fonte | El Diario
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