(...) Aunque pase el tiempo, Apeles quiere ser una especie de Moisés para dividir las aguas en dos grandes partes. En un lado, la culta, que alimenta el espíritu y, en el otro, la de la fiesta, que alimenta la vanidad. El pecado y la penitencia siempre le han perseguido. 'In saecula saeculorum'... Amén.
Fonte | El Mundo
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