(...) «Nunca es tarde, si la dicha es buena», pues. París entona un «mea culpa» con gran estilo. Queda lo esencial. Velázquez y Goya recibieron, en su día, los homenajes correspondientes, instalados en el pedestal que es el suyo. El Greco forma parte de la misma y colosal alfaguara pictórica, reciamente española y cosmopolita, a un tiempo. Marcel Proust instaló una obra legendaria, «El entierro del conde de Orgaz», en una perspectiva única, desde donde se oteaban inmensos horizontes, por descubrir. Ese es el paisaje celeste que continuamos descubriendo, encantados. (...)
Fonte | ABC
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