Viajero diletante, traslada la clandestina perversión del voyeur al espectador a través de sus interiores sensuales con un exotismo matissiano del lejano oriente en sedas y damascos y con trazo firme y pincelada larga confunde con su lenguaje clásico su carácter libre, antidogmático y transgresor que descontextualiza en el horror vacui de un vitalismo creativo volcánico de efervescentes odaliscas fauve envueltas en oropeles y una elocuente inteligencia que traslada a la ironía que caracteriza su obra más allá del concepto expresionista o la nueva figuración a la que el artista añade con caligrafía propia, tramos en blanco entre lo ingenuo y lo oscuro, tamizados por un espacio surrealista, creando estados psicológicos, delirio de placeres y ambientes ambiguos y una construcción arquitectónica de planos geométricos rítmicos, encontrando en el simbolismo de la metáfora un lenguaje sorprendente, inclasificable en su ecléctica autenticidad y una desacralización del carácter aurático de la obra de arte como una concepción nihilista de lo trascendente que, sin embargo, estructura la imagen dialéctica con rigor conceptual que proyecta como negación de lo simplemente factual, trascendiendo su cualidad objetual. (...)
Fonte | La Voz de Galicia
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