(...) Desde los constructores e inspectores asesinos que prohíjan edificios tumba, hasta los que asaltan en medio de la catástrofe. Comparadas con esas canalladas, parecería peccata minuta el falso turismo humanitario que aquí describo. Sin duda. Pero es una frivolidad que nunca había observado, o al menos no en esta escala, en medio de un siniestro como el que sufrimos. La posmodernidad digital, supongo. (...)
Fonte: El País
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