(...) Tales gentes de pluma, pues pecaría yo de injusticia si les negara esa condición, a veces ágil, a veces diestra, a menudo torpe, quieren repicar, tocar pelo, vender, ganar dinero y fama, aparecer en las listas... De ahí que sus libros no sean propios, sino ajenos, y no estén, lato sensu, rubricados, aunque sí firmados. No llevan sello de lacre. Podría haberlos escrito cualquier otro. A mí me interesa sólo la literatura endógena. (...)
Fonte | El Mundo
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