(...) Con este precedente, era evidente que Galileo Galilei sabía que jugaba con fuego al publicar sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, tolemaico y copernicano. La obra, paradójicamente, recibió el imprimatur del censor de la Iglesia y apareció en Florencia en 1632. Estaba escrita en toscano en lugar de en latín, en una clara demostración de que su pretensión era llegar a todo aquel que quisiera escucharlo (...)
Fuente | La Vanguardia
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