(...) Aunque esta variedad del español, basada en asimilar anglicismos, no sea académicamente prestigiosa, en la práctica, no emplearla señala al hablante como un descastado, ausente de cosmopolitismo. En realidad, todo se basa en lo que la sociolingüística llama «prestigio encubierto», algo que acompaña al hombre «ab aeterno», como constata el Antiguo Testamento, «Libro de los Jueces», capítulo doce, versículos cinco y seis (...)
Fonte | ABC
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