Escribe en primera persona sobre ella y sobre su familia y otros animales urbanos entre los que se cuentan los miembros de la familia pija Del Bene (nota bene, ni el apellido es por azar en esta novela irónica hasta la saciedad), con Labella, la hija, haciendo step y asegurando que “jamás podría tener un novio sin un coche de gran cilindrada”. Margarita la avispada y Labella la borde pertenecen a universos distintos que chocan para felicidad del lector, que se convierte en un fan de la protagonista, capaz de hablar de filosofía y de pelis de kungfú, admiradora de su profe de literatura cuando explica el pleonasmo, crítica con el capítulo 964 de un serial y convencida además de que “la Tierra es de derechas, el universo de izquierdas” (...).
Fonte | El País
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