Musical negro, negrísimo, por supuesto, con un cirio a San Brecht y el otro a San Sondheim, al menos en las intenciones, y, por encima de todo, musical "de creación", término un tanto pomposo pero que hoy se usa para bautizar a una rara avis de esas que no son ni gavilla de éxitos ya grabados ni franquicia importada.
Fonte | El País
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