Se ha visto muy compungido, por ejemplo, al diputado David Abril, al que se le ha puesto de repente la cara del emoji sin boca, y cuyo silencio en Twitter no ha dudado en aprovechar la impagable Xelo Huertas -fan absoluto-, siempre presta a abrir la espita de su resentimiento, para arrearle un buen capón en todo el pescuezo. También se ha visto muy circunspecta y algo ojerosa en su comparecencia a Francina Armengol, autora de una divertida declaración que oscila entre el lapsus linguae y el maquiavelismo najeril: «Los contratos tienen visos de legalidad». O sea, la mera apariencia de no ser puros actos prevaricadores, de modo que uno puede interpretar la oración presidencial como una exculpación o como un indicio, al gusto.
Fuente | El Mundo
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