
(...) El niño llegó a ser el entrenador de su equipo a la edad que otros todavía juegan: 30 años. En una situación dramática, el Zaragoza mantuvo la categoría tras una promoción con el Murcia. Fue su bautismo profesional, al que le sucedieron los éxitos, una Recopa incluida, la diáspora por otros equipos, el regreso a un Zaragoza que ya no era el suyo, sino el de Agapito Iglesias, y el paso a los despachos en la cantera del Madrid. Cuando ya lo había hecho todo en el fútbol, vuelve al club de La Romareda en su tercera etapa, donde no lo hace sólo el entrenador que es, sino el niño que fue,
gratis et amore.
Fonte | El Mundo
Ningún comentario:
Publicar un comentario