Una lección de conformidad personal y amor a uno mismo, tras haber sufrido daños psicológicos colaterales reconocidos por ella misma desde su infancia. ¿Qué ocurre entonces con todos los discursos de progresión artística que supuestamente experimentó la joven? Pues al parecer provienen de esa época agridulce de la vida de la ex niña Disney en la que era más importante una cara bonita que un corazón contento. ¿Exagerado? No para Miley. Aunque gracias a eso podemos, sin embargo, disfrutar de una Cyrus liberal, con ganas de cambiar el mundo a mejor y de dar una lección de "Carpe Diem".
Fonte | El Mundo
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